jueves, 20 de mayo de 2010

Todos los hombres del presidente


En el Edificio Watergate las luces se encienden y cuatro ladrones son detenidos en el acto. Aquella noche unas revelaciones provocadoras, sacaron al Presidente de los Estados Unidos de su despacho. Los periodistas del Washington Post Bob Woodward y Carl Bernstein se apropiaron de la historia y la mantuvieron a pesar de las dudas, los desmentidos y el desaliento. Sus descubrimientos desencadenarán el llamado «caso Watergate», que provocó la dimisión del presidente Richard Nixon.
El escándalo del Watergate, fue un escándalo político en los Estados Unidos durante el mandato de Richard Nixon, que culminó con la imputación de algunos consejeros muy cercanos al presidente, y con su propia dimisión el 8 de agosto de 1974.
El escándalo comenzó con el arresto de cinco hombres por el allanamiento de la sede del Comité Demócrata Nacional en el complejo de oficinas Watergate, en Washington, el 17 de junio de 1972. Las investigaciones llevadas a cabo por el FBI y después por el Comité de Watergate en el senado y la prensa revelaron que este robo fue sólo una de las múltiples actividades ilegales autorizadas por el equipo de Nixon. También revelaron el enorme alcance de los crímenes y abusos, que incluían fraude en la campaña, espionaje político y sabotaje, intrusiones ilegales, auditorías de impuestos falsas, escuchas ilegales a gran escala, y un fondo secreto en México para pagar a quienes realizaban estas operaciones. Este fondo también se usó para comprar el silencio de los cinco hombres que fueron imputados por el robo del 17 de junio.
Nixon y su equipo conspiraron para ocultar el allanamiento sólo seis días después de los hechos. Después de dos años reuniendo pruebas contra el entorno del presidente, que incluía a miembros de su propio equipo testificando contra él en una investigación del senado, se reveló que Nixon tenía un sistema de grabación de cintas en sus oficinas y que había grabado una gran cantidad de conversaciones, estas cintas mostraron que había obstruido a la justicia e intentado tapar el robo. Estas conversaciones grabadas serían conocidas como "The Smoking Gun" ("la pistola humeante"). Tras una serie de batallas legales, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos decidió de forma unánime que Nixon debía entregar las cintas; él finalmente cedió.
Con la certeza de una acusación de parte de la Cámara de Representantes y de una condena en el Senado, Nixon dimitió diez días más tarde, convirtiéndose en el único Presidente estadounidense que ha renunciado al cargo. Su sucesor, Gerald Ford, le concedería a Nixon un controvertido indulto por cualquier delito federal que hubiera cometido durante su mandato.

sábado, 15 de mayo de 2010

Libertad de prensa en colombia

La libertad de prensa es la existencia de garantías con las que los ciudadanos tengan el derecho de organizarse para la edición de medios de comunicación cuyos contenidos no estén controlados por los poderes del Estado. Pero cabe resaltar que en nuestro país, es muy difícil que la libertad de prensa se respete y se pueda llevar a cabo sin ningún obstáculo.

La libertad de expresar y difundir los propios pensamientos y opiniones es esencial para el libre mercado de las ideas, imprescindible en una sociedad democrática, participativa y pluralista. No existe democracia donde se acallen violentamente las ideas; no hay república pluralista donde se niegue la diversidad o se imponga la intolerancia; tampoco será posible la participación democrática y pluralista, cuando una concepción o credo oficial desde el poder restringe los derechos y libertades cuya protección corresponde precisamente a la autoridad.

En Colombia se manipula todo, desde reinados de belleza, comercio, campañas presidenciales y por supuesto medios de comunicación, con estos, la libertad de prensa

La libertad de prensa en Colombia nunca ha sido libre ni lo será, siempre habrá un Gobierno queriendo ocultar algo y un periodista investigándolo, para luego ser amenazado y exiliado.

A pesar de todos los avances tecnológicos y que estamos en pleno siglo XXI donde la sociedad supuestamente va mejorando cada vez más, se convierte en todo lo contrario para las personas que se encargan de informar a la sociedad.

Desde ya hace varios años se han venido presentando una cantidad de atropellos contra los periodistas, estafas, intentos de homicidio entre otros, son los riesgos que se presentan a la hora de dar a conocer información proveniente del gobierno o de grupos ilegales de Colombia.


Medios de información, directores, editores y periodistas han caído en una espiral informativa que en nada contribuye a cumplir con uno de sus objetivos esenciales: formar ciudadanía para fortalecer la democracia, y de paso, ratifica las dudas que sobre libertad de prensa se sienten en el país. ¿Acaso informar es un delito en Colombia?


“Colombia continuan siendo el pais mas peligroso del mundo para periodistas y lo seguira siendo por la ineficacia de un Estado sitiado por la delincuencia organizada, la desbordante corrupcion y por la ineptitud de los organismos que tienen bajo su responsabilidad estas situaciones”.
http://www.angelfire.com/co/prensalibre/PARADUMMIES2.html

miércoles, 12 de mayo de 2010

Editorial

Editorial, es un género importante ya que consiste en un texto que no se encuentra firmado y que explica, valora y juzga un hecho noticioso de especial importancia. Se lo considera como una opinión colectiva, en la que se expone un juicio institucional formulado que destaca cual es la línea ideológica del medio.
Es muy común que se pueda encontrar este tipo de textos en los periódicos es tradicionales y suele aparecer situado en un lugar preferente dentro de la sección de opinión de un medio de comunicación. A pesar de que el editorial no lleva firma, hay periodistas encargados específicamente de realizar su redacción, y estos mismos con conocidos como los editorialistas.
Otro dato importante a destacar es que el editorial siempre se encuentra ligado noticias actuales, ya que su relación con un hecho reciente es lo que lo destaca con su opinión global.
El editorial constituye una pieza clave, no sólo de la sección de opinión del periódico, en la que sin lugar a dudas ocupa un lugar preferente, sino de todo el medio, debido fundamentalmente a que a través de las ideas expresadas en él se evidencia la posición adoptada por la empresa con respecto a las noticias que publica.
La ubicación concreta del editorial en el periódico depende del lugar que ocupe la propia sección de opinión. Mientras que en algunos diarios ésta aparece en las primeras páginas, en otros se prefiere incluirla en las centrales. De cualquier manera, son opciones que suelen cambiar a lo largo de la trayectoria del periódico.
Aunque el editorial tiene carácter anónimo, por no llevar firma, es de destacar la estratégica colocación de la mancheta con los nombres y cargos del equipo directivo del periódico junto a él, cumpliendo, en cierto modo, la función de rubricarlo. Cabe señalar igualmente que el editorial, debido al hecho de no llevar firma, es un género específico del periodismo escrito. Tanto en los espacios radiofónicos como en los televisivos las opiniones que se emiten se encuentran siempre avaladas por la autoría de quien las expresa
No existe un criterio fijo en cuanto al número de editoriales que se hayan de publicar a diario. En el extranjero, hay periódicos que publican uno, y otros, hasta tres. Incluso los hay que no publican ninguno y otros que lo hacen en días alternos. En nuestro país, estas últimas posturas constituyen excepciones. Sin embargo, en la prensa norteamericana es más frecuente encontrar diarios que no incluyan editoriales.
El estilo del editorial responde al denominado de solicitación de opinión (Dovifat, 1959: I, 129) o editorializante (Martínez Albertos: cap. 13), propio, no sólo del editorial, sino también de la mayor parte de los textos de opinión.
Aunque existe una predisposición general entre los expertos en estas cuestiones a propugnar una gran libertad de expresión literaria al redactar artículos editorializantes, en el caso del editorial propiamente dicho se observan ciertos preceptos en relación con su lenguaje y especialmente con la estructura interna de su desarrollo.
El editorial, al actuar como portavoz de la conciencia del periódico en que se inserta, suele distinguirse por su tono contenido y su seriedad lingüística. Por eso, ciertos giros desenfadados, toques humorísticos o desgarrados que pueden tener cabida en un comentario, un ensayo, una crónica o una crítica, no se admiten fácilmente en el editorial.
El editorial, al consistir en una toma de posición acerca de una cuestión debatida ante la que se perfilan actitudes y opiniones públicas diversas, también presenta, por regla general, otras notas estilísticas (claridad, concisión y, a ser posible, brevedad) afines a las que definen el estilo informativo, con lo que el lector se encuentra en condiciones de captar sin excesivo esfuerzo la postura patrocinada por el periódico.
Al redactar esta clase de textos debe quedar eliminada la utilización del yo del escritor, ya que quien razona y opina en el editorial no es un periodista determinado, sino el periódico en bloque como institución social de innegable personalidad política, lo cual explica el tono mayestático que se adopta en ocasiones, del que no conviene abusar porque podría llegar a incurrir en el engolamiento y la ridiculez.
ESTRUCTURA
En el desarrollo de la estructura interna del editorial, cualquiera que sea el modelo que se adopte, se siguen estos tres pasos:
a) El texto comienza con la noticia, que constituye el punto de partida del editorial. Esta exposición, aunque esencial, debe ser breve, ya que la información con los detalles se incluye en los espacios informativos del periódico. El autor del editorial, ya desde el primer momento, aprovecha la ocasión para valorar a la vez el acontecimiento.
b) El cuerpo del editorial puede tomar las formas de interpretación, opinión, reacción o incluso, a veces, de instancia a la acción, quizá a la oposición, dependiendo del punto de vista que se adopte sobre el tema.
c) Cierra el texto un breve párrafo con el que se hace hincapié en el punto más importante del editorial o se recapitulan los razonamientos anteriormente expresados.


FUNCIONES
El editorial puede cumplir diversos cometidos. Se decante o no por uno de ellos, siempre se encuentra ligado a la actualidad, ya que su relación con un hecho reciente es lo que le otorga su carácter de mensaje periodístico y lo aleja de ser considerado como un ensayo breve. Teniendo en cuenta la clásica formulación del periodismo norteamericano, podemos asignarle con Luisa Santamaría (1990: 65) las cuatro funciones siguientes:
a) Explicar los hechos. El editorialista destaca, de la manera que juzga más adecuada, la importancia de los sucesos del día, explicando a los lectores, por ejemplo, cómo ha ocurrido un hecho, qué factores han intervenido en el cambio de actitud de un gobierno o en qué forma unas nuevas medidas podrán afectar a la vida social y económica de una comunidad.
b) Dar antecedentes. Además de reconocer la importancia de un hecho determinado, el editorialista lo sitúa en su contexto histórico, relacionándolo con otros ocurridos anteriormente. Al analizar la tendencia a corto plazo de los acontecimientos, procura resaltar su continuidad, ofreciendo, en ocasiones, paralelismos sumamente instructivos y orientadores para el lector.
c) Predecir el futuro. Tras analizar los acontecimientos presentes, el editorialista siente la necesidad predecir, partiendo del hoy, los hechos del mañana que ve como inevitables a la luz de la experiencia de situaciones similares, siguiendo unas normas de razonamiento lógico.
e) Formular juicios. Los editorialistas, dada su condición de guardianes no oficiales de la conciencia pública, emiten juicios de valor, como cualquier otro intelectual, defendiendo su postura al dar cuenta a los lectores de lo que consideran que está bien y lo que está mal en el mundo.

CLASIFICACIÓN
Las clasificaciones más frecuentes que nos ofrecen los manuales de periodismo guardan una estrecha relación con las épocas en que el editorial ejercía una acción casi exclusivamente persuasiva, llevada a efecto con una cierta carga de ideología y argumentos contundentes. Desde esta perspectiva, se pueden citar los siguientes tipos de editorial:
a) Expositivo. El editorialista enuncia hechos conectados desde un punto de vista particular, sin añadir conceptos que revelen una posición abiertamente definida, ofreciendo al receptor un muestreo seleccionado de elementos de juicio.
b) Explicativo. Manifiesta las presuntas causas de determinados acontecimientos y los analiza con vistas a una comprensión clara de las interrelaciones de sus elementos.
c) Combativo. Característico de las posiciones doctrinarias, en pugna ideológica unas con otras, constituye un instrumento de lucha de clases o arma de reivindicaciones sindicales. Se vale de la denuncia oportuna, de la explicación unilateral o de la exposición de motivos y hechos cuidadosamente seleccionados. Acentúa la protesta, la condena o la oposición intransigente, en una lucha desenfrenada por la captura de adeptos.
d) Crítico. Hace las veces de juez en nombre de la opinión pública, mostrando cuidadosamente ante el ente abstracto que dice representar una imagen de imparcialidad e independencia absoluta. Es el editorial preferido por los periódicos que se proclaman a sí mismos "órgano independiente".
e) Apologético. Divulga en el tono más apasionado posible las bondades de un sistema de gobierno.
f) Admonitorio. Con un tono sereno, reflexivo y, en muchos casos, paternal, exhorta al lector al cumplimiento de ciertas reglas; lanza advertencias contra los peligros; aporta ejemplos de experiencias anteriores, y hace llamamientos al orden y la concordia.
g) Predictivo. Sobre la base del análisis de situaciones, diagnostica resultados de índole social y política; anota posibilidades con fundamentos estudiados, casi científicos, y utiliza el método de interpretación causal determinista.

sábado, 1 de mayo de 2010

liberalismo y conservatismo

Liberalismo
La teoría propuesta por el Liberalismo, o el Liberalismo Institucional, se basa en la tradición de cooperación entre países para generar orden en el ámbito internacional. Según esta teoría, la larga tradición de tratados, acuerdos, y otras reglas establecidas por distintos países, han servido y continúan sirviendo como mecanismos de regulación, y son el producto de un interés mutuo por generar orden. Esta teoría argumenta que esta tradición de normas es la base sobre la que se pueden establecer instituciones internacionales cuya autoridad es suficiente para obligar a ciertos estados a acatar la ley.


Conservatismo
Como con todas las ideologías modernas, existen distintas variaciones de conservatismo. Sin embargo, en su principio, el conservatismo era mas una posición filosófica que una ideología en sí. Con el tiempo, se ha convertido en una forma sistemática de pensamiento político con claras posiciones ideológicas que lo han puesto junto a los otros “ismos.” Originalmente se habría podido hablar del conservatismo como una anti-ideología, pues rechazaba las explicaciones mecánicas de causa y efecto a las que recurrían otras ideologías para explicar y prever acontecimientos políticos. Mientras que las ideologías modernas proponían cambios radicales en el status quo, y ponían el destino de los hombres un sus propias manos, los conservadores eran escépticos de la noción de progreso y otras proposiciones teleológicas. Para ellos, el hombre era solo un actor mas dentro del orden del universo, y como tal, era sujeto a una ley superior. Desde su punto de vista, las proposiciones de las ideologías modernas eran monumentos mentales que no tenían la mas mínima correlación con la Realidad. En efecto, temían que esas proposiciones terminarían eclipsando la Realidad y generarían segundas o terceras realidades fundadas en la ficción. Por Realidad se entiende en este caso el orden natural de las cosas, o el orden instaurado por Dios. De esa manera, las ideologías modernas podrían dar una explicación para todo fenómeno, pues estos ocurrirían dentro de una realidad fabricada por ellas mismas. Es así como el Marxismo, por ejemplo, lograba acoplar cualquier fenómeno a su ideología, explicándolo como un paso inevitable hacia la creación de un estado comunista.